Cuidar tu espalda también trabajando

Si tu actividad profesional consiste en pasar más de seis horas sentado en un escritorio, tu espalda corre el peligro de sufrir intensas molestias a corto o medio plazo. La razón es muy simple, la estructura ósea y muscular del cuerpo humano necesita movimiento constante para mantener la salud, lo contrario es solo un cultivo de malas posiciones y hábitos sedentarios que te pasarán factura antes de lo que crees.

Para entenderlo mejor es necesario observar cómo es la espalda. Su base es un complejo entramado de tejidos interconectados que son muy sensibles al movimiento o a la falta de él; cualquier irritación o inflamación puede derivar en distensión muscular y dolor.

¿Has sentido alguna vez una fuerte y molesta punzada en la zona lumbar durante uno o varios días? Este es un problema muy frecuente y se conoce como lumbalgia o lumbago.

Sus síntomas más frecuentes son:

  • Puede ser un dolor leve que dure solo unas horas o un día.
  • Se puede sentir molestias con el contacto, apollo, o al palpar la zona.
  • Dificultad y dolor en respuesta al movimiento, desde leve a severo, impidiendo incluso que la persona pueda andar.
  • Molestias que se irradian a otras zonas, como la pierna, el glúteo, o hacia arriba en dirección al cuello.
  • Dolorosos espasmos musculares localizado en la parte inferior de la espalda.

Dolor de espalda en el trabajoUn simple movimiento brusco puede desencadenar estas sensaciones y en cuanto se siente dolor hay daño y hay que tomar medidas. La primera y más evidente es parar la actividad y entrar en “modo reposo”.

Los tres o cuatro días siguientes es muy recomendable suspender las rutinas físicas habituales, incluso las más terapéuticas como el yoga o el pilates suave. No se trata de guardar cama, sino de minimizar el impacto del movimiento para ayudar a los tejidos a bajar la inflamación y si tienes dudas visita a tu fisioterapeuta.

Aplicar frío y calor ayudará a activar la circulación de la zona y a que se recupere más rápidamente. Compresas con guisante fríos o geles con efecto criogénico para enfriar, una manta eléctrica, o una bolsa de agua caliente para proporcionar calorcito.

Cuidado con abusar de los antiinflamatorios. Dependiendo de la intensidad de los dolores quizá haya que recurrir a ellos como refuerzo, pero los analgésicos son una trampa, ya que pueden dar la falsa sensación de mejoría, de manera que te saltes el proceso de reposo y la cosa empeore después.

¿Cómo puedes prevenir estas molestias?

Lo más básico es aprender a tomar conciencia corporal. Ser consciente de cómo te mueves, caminas, te sientas, duermes, de tus gestos diarios tanto dentro como fuera del trabajo, influye en mejorarlos de forma que sean más sanos y amables para el esqueleto y los músculos.

La segunda es creando fortaleza y elasticidad. Una espalda fuerte y flexible es menos propensa a lesionarse fácilmente, y de hacerlo, se recupera con mayor rapidez.

Otra forma de prevenir el lumbago es evitando coger cosas muy pesadas, hacer pequeños estiramientos cada tres horas si trabajas sentado, evitar el sedentarismo, mantener un peso adecuado y, ojo, no hacer deporte sin haber calentado antes y no saltarte nunca los estiramientos de recuperación.

En The Holistic Concept hemos desarrollado una amplia gama de prácticas dirigidas a mantener la salud de la espalda y prevenir lumbalgias y otras dolencias. Empieza a cuidarte de forma proactiva, tu cuerpo y tu mente lo agradecerán.