Cómo incorporar el Mindfulness a nuestra vida diaria

Te saludamos de nuevo querida lectora, confiamos que nuestro anterior post y nuestro reto, te hayan permitido conectar con tu herramienta más regeneradora: ¡TU RESPIRACIÓN CONSCIENTE!

Con este ejercicio, que te proponemos a lo largo del post de hoy, queremos que desarrolles tu capacidad de entrenar tu reactividad a las circunstancias cotidianas que en muchas ocasiones nos desestabilizan y sacan lo peor de nosotras mismas.

El Mindfulness, se puede realizar desde la práctica formal, y también, desde la práctica informal. Hoy abordaremos éste último, queremos mostrarte cómo poniendo tu atención consciente en lo que realizamos, así como, en lo que acontece dentro y fuera de ti en todo momento y lugar, marca la diferencia en tu respuesta.

Vamos a realizar una secuencia de 3 pasos, intercalando la herramienta que ya conoces de la respiración consciente con atención intencionada al acto de introducir el aire por nuestro sistema respiratorio como punto de partida, y posteriormente, poniendo el foco y la atención en otras cuestiones de tu cotidianeidad.

(1) El primer paso

Consiste en preguntarte qué grado de compromiso tienes contigo misma, sobre la predisposición a mejorar tu calidad de vida y tu bienestar.
Con el fin de que tu respuesta sea la que realmente quieres, te invitamos a que realices 3 minutos de respiración consciente, observando qué quieres para este próximo año. Por favor, tómate tu tiempo, haz una pausa, coloca la alarma del móvil a 3 minuto, y vamos a ello… inspira y expiras con calma, poniendo atención a cómo entra y sale el aire por tus fosas nasales hasta llegar a los pulmones, cuando ya estés preparada, reflexiona sobre en qué grado quieres mejorar tu bienestar, y qué estás dispuesta a hacer para conseguirlo.

Es posible que sientas, que hay muchos impedimentos para conseguir vivir a otro ritmo, pero confío, que tu respuesta a la reflexión anterior es que vas a poner el 100% de tu parte para lograrlo. Esto no significa que sea un camino de cuento de hadas, si no, que tienes la voluntad firme de priorizar tu calidad de vida, y harás de manera consciente todo lo que esté en tu mano.

(2) El segundo paso

Identifica de manera consciente aquellos momentos del día en que me siento más vulnerable… piensa en esos momentos en que respondes desorbitadamente y ello, te genera malestar interno (enfado, rabia, frustración, desmotivación, etc…) y también externo con tu entorno.
Para ello, volvemos a nuestra respiración consciente, y vamos a poner el cronómetro a 5 minutos. Ahora reconectamos con la calma que te produce el inspirar y expirar el aire que te permite respirar, hazlo unas 15 veces, y posteriormente, pon atención a aquellos que perturba tu equilibrio en tu día a día.

Escribe de qué te has dado cuenta, y anota todas las ideas, personas, situaciones, emociones, etc… que han aparecido y déjalas en un lugar donde sea visible fácilmente para ti… tu cartera, tu agenda, tu móvil, un post-it en tu ordenador, o en tu escritorio, …. Pon nombres claves para que sólo lo entiendas tú, y sepas de qué se trata con solo mirarlo.

(3) Tercer paso

Ya eres consciente, de lo que incendia tu reactividad y ahora vamos a focalizarnos en potenciar TU MINDFULLDAY, que consiste en ser conscientes de cómo transcurre tu día por dentro y por fuera. Nos referimos a lo siguiente… como ya tienes identificados las “cosas” que te hacen perder tu equilibrio y seguramente también tienes identificado en qué momento del día suceden (a primera hora de la mañana, a media mañana, por la tarde, al llegar a casa, etc…), nos vamos a preparar ENTRENANDO NUESTRA SERENIDAD. ¿Cómo?

Antes de una reunión difícil, de un encuentro con una persona con la que sueles no entenderte, si estás nerviosa porque vas a una entrevista de trabajo, si te van a dar los resultados de unas pruebas médicas, si tienes una cita con alguien que te gusta, etc… en la hora previa, respira conscientemente al menos 3 veces cada 15 minutos, y con una duración de 3 minutos.
Inspira y expira, tomando conciencia de cómo te sientes, solo observando lo que sucede en tu interior, sin negarlo, aceptando y al mismo tiempo inspirando y expirando, como si tu respiración fuese el vaivén de las olas, dejándote mecer por la quietud del momento.

Como sabes, cuánto más repitas esta secuencia, más afianzada se quedará en tu cuerpo, y se convertirá en un hábito automático, muy beneficioso para reducir tu estrés y ansiedad, y mejorar así tu calidad de vida.

Esperamos que hayáis disfrutado al realizar la práctica informal de Mindfulness, y que la apliquéis muchas veces hasta la cita del próximo mes.